Millones de personas que usan vapeadores desechables piensan que están tomando una decisión más segura que los cigarrillos. Giro inesperado: están equivocadas. Un estudio de UC Davis encontró que los vapeadores desechables en realidad emiten más metales tóxicos que los cigarrillos tradicionales y los cigarrillos electrónicos recargables más antiguos. Hablando de una reversión de salud.
La alineación de metales parece una tabla periódica de perdición. Plomo, níquel, antimonio y cromo hacen apariciones en estos dispositivos de moda. Tampoco son cantidades residuales. Estamos hablando de niveles peligrosos que pueden aumentar riesgos de cáncer, causar enfermedad pulmonar y provocar daño nervioso. La ironía es densa como las nubes de vapor.
La tabla periódica de perdición: plomo, níquel, antimonio y cromo acechando en tu vapeador desechable de moda a niveles peligrosos.
Aquí está el truco: los metales no aparecen mágicamente. Se filtran de componentes como aleaciones de cobre con plomo y bobinas de calentamiento directamente al líquido electrónico. Algunos dispositivos ya contienen antimonio en niveles altos antes de que alguien tome una calada. También empeora con el uso.
Los investigadores probaron siete dispositivos de tres marcas, sometiéndolos a 500 a 1,500 caladas. Los resultados fueron consistentemente terribles. Las emisiones de metales aumentaron con cada calada, lo que significa que los usuarios frecuentes están inhalando fundamentalmente un cóctel de metales tóxicos diariamente. Algunos dispositivos mostraron emisiones que exceden los umbrales de riesgo para la salud con el uso regular.
Las implicaciones para la salud suenan como una historia de terror médico. La exposición al níquel se vincula a enfermedad cardiovascular. El plomo causa efectos neurotóxicos y daño nervioso. El antimonio viene en formas carcinogénicas que aumentan los riesgos de cáncer. Los problemas respiratorios como asma y fibrosis pulmonar también se unen a la fiesta. Estos dispositivos son particularmente peligrosos para adolescentes y adultos jóvenes, quienes muestran mayor susceptibilidad al envenenamiento por plomo comparado con otros grupos de edad.
¿Qué hace esta situación aún más ridícula? Muchos de estos vapeadores desechables no están autorizados por la FDA pero siguen vendiéndose ampliamente en Estados Unidos. La aplicación regulatoria parece estar tomándose unas vacaciones extendidas mientras las personas se envenenan sin saberlo. Un dispositivo liberó casi 20 veces la cantidad de plomo encontrada en cigarrillos de tabaco, destacando la naturaleza extrema de la contaminación por metales.
El estudio reveló que tanto los dispositivos con sabores intensos como ligeros contenían altos niveles de metales tóxicos. La variabilidad del dispositivo significa que los usuarios están jugando ruleta rusa con su salud. Cada calada aumenta la exposición a metales que pueden dañar pulmones, corazón y nervios.
Los usuarios permanecen en gran medida inconscientes de estos riesgos. Cambiaron de cigarrillos pensando que habían encontrado una alternativa más segura. En cambio, descubrieron un camino diferente al mismo destino: problemas serios de salud. A veces la cura realmente es peor que la enfermedad.